Reflexión sobre las relaciones familia y escuela
“En la escuela unos hablan de hijos y otros de alumnos;
sin embargo se está hablando de la misma persona”
La frase enfatiza
que estamos ante dos contextos diferentes en la educación cualquier menor: por
un lado la familia y por otro la escuela. Tal y como queda claro, las relaciones entre familia y escuela son
necesarias en los procesos de enseñanza y aprendizaje de cualquier alumno.
Pero ¿qué dicen los propios padres y maestros de las escuelas? Recurramos a las
encuestas:
Una cosa sí que es cierta, padres y
profesores están obligados a encontrarse; es decir, no podrán evitar
relacionarse. En muchos casos esta relación viene marcada por comentarios de
terceros, por los hijos o alumnos en donde hay que tener mucho cuidado porque
es muy complicado evitar formarse una imagen que será transmitida a nuestros
pequeños y que influirá en las percepciones que estos se formen sobre la
relación maestro-escuela.
1.- A día de hoy…
¿Qué
relación tenemos en España a día de hoy entre familias y maestros? En palabras
de García-Bacete vivimos en un enorme desfase entre las expectativas y la
realidad en donde se han realizado muy pocos esfuerzos y donde la falta de
continuidad y sistematización están a la orden del día. Fernández-Enguita
(1993) declara que esto es el resultado de una comunicación ambigua y disfuncional entre los protagonistas, es
decir; entre padres y maestros.
Analicemos las creencias y los pensamientos de cada uno:
En la mayoría de los casos, los encuentros entre familias y escuela
(necesarios para una correcta y eficaz colaboración) son planificados y en
muchas ocasiones son inexistentes. Cuando se dan tienen un carácter muy
burocrático (por ejemplo las reuniones de comienzo de curso) o tienen un
carácter sancionador defensivo (es decir donde existen acusaciones mutuas y
conflictos).
Con
las sucesivas leyes socialistas de educación, tales como la LOGSE o la LOPEG se
ha abierto un nuevo camino en el apartado de la implicación de los padres, en
donde a día de hoy se ha convertido en un elemento fundamental de un sistema
educativo democrático. Sin embargo en palabras de García-Bacete (2003) la participación es confundida con la
representación de los padres en los diferentes consejos y comisiones
establecidas por la ley.
2.- ¿Qué razones hay para que escuelas y familias colaboren?
Sin ir más lejos,
existen múltiples y contundentes argumentos. Veamos algunos de ellos:
Según
un estudio realizado por Dauber y Epstein en 1993 los resultados de los alumnos
son mucho más favorables si abarcan a sus respectivas familias, lo que será
posible solo si existe un esfuerzo deliberado por parte de la escuela. No solo
mencionada participación acarrea efectos positivos solo a los niños; existen
diversos beneficiarios tales como los profesores, los padres y el centro
escolar en general. Sin embargo, los cambios en la sociedad (nuevas formas de
ocio, cambios generales en la escuela y familias…) traen consigo una pérdida de
recursos para los dos agentes más importantes implicados en la Educación Primaria:
Por ilustrarlo con un ejemplo, la escuela
a día de hoy está comenzando a asimilar la heterogeneidad que llena las
aulas día a día. Además encontraremos cinco características dentro del ambiente
familiar que afectan al logro escolar de los alumnos, simplemente y para
relacionarlo con lo anteriormente dicho las nuevas estructuras familiares así
como la relación entre los propios padres e hijos y sus interacciones con los
procesos familiares también condicionarán de una manera muy alta el rendimiento
académico de los niños. Con las relativamente nuevas corrientes
constructivistas y los modelos ecológicos (en donde se presenta la idea de
mesosistema) se ha demostrado que los límites entre experiencias de los niños
en el hogar y que tienen lugar en la escuela no están claras.
3.- ¿Qué cosas dificultan la relación
entre familia y escuela?
4.- Propuesta para favorecer la colaboración de padres y
profesores
4.1.- Para profesores
Veamos
algunos medios que pueden poner en funcionamiento los docentes para mejorar la
relación que tanto estamos hablando en este trabajo:
·
Según Méndez (2000) el intercambio de
información entre padres y maestros es la primera prioridad. ¿Cómo podemos hacerlo?
o
Tutorías
o
Realizar visitas al hogar
o
Empleo de agendas escolares
o
Hablar (directamente) con los niños o
padres
o
Reuniones y entrevistas
o
Cumplimentar cuestionarios
·
Dabas (1998) propone incorporar a las aulas
las experiencias extraescolares de los alumnos como la participación de los
padres, por ejemplo, una tarde en el campo.
·
El tratamiento que se da a la familia y a
la vida familiar como contenido curricular también es relevante. No podemos
subestimarlo o pasarlo por alto. (Calvo, Serunlnicoff, Siede, 1998)
·
Vila en 1998 propone una serie de servicios
educativos dirigidos a la infancia y a sus propias familias, es decir,
programas de formación de madres y padres así como programas destinados a
mejorar las relaciones entre la familia y la escuela.
4.2.- Para padres
Según Grolnick & Slowiaczek en 1994
mencionan que la implicación de los padres puede adoptar distintas formas.
Veamos qué cosas pueden hacer los padres para implicarse en la educación de sus
hijos y reforzar a su vez la relación entre familias y escuela :
·
Contar una historia
·
Preguntar lo que ha hecho en la escuela y
animarle en sus asignaturas para que disfrute lo que está trabajando
·
Ayudarle a la hora de hacer los deberes
·
Asistir a los Carnavales o ser miembro del
Consejo Escolar
Modelo de Hornby (1990), son dos pirámides
jerarquizadas construidas en función de las necesidades y de los recursos de
los padres para la educación de sus hijos.
5.- Referencias bibliográficas (APA)
Calvo, S. L., Serulnicoff, A. E. & Siede, I. A.
(1998). Retratos de familia en la escuela. Enfoques disciplinares y
propuestas de enseñanza.
Buenos Aires: Paidós.
Dabas, E. (1998). Redes sociales,
familia y escuela. Buenos Aires:
Paidós.
Dauber, S.
L. & Epstein, J. L. (1993). Parent attitudes and practices of involvement
in inner-city elementary and middle schools. En N. F. Chavkin (Ed.), Families
and schools in a pluralistic society (pp. 205-216). Albany :
State University
of New York
Press.
Fernández
enguita, M. (1993). La profesión docente y la comunidad escolar: Crónica de un
desencuentro. Madrid: Morata.
García-Bacete, J.F. (2003). Infancia y
aprendizaje. Las relaciones escuela-familia: un reto educativo, 26 (4), 425-437.
Grolnick, W.
S. & Slowiaczek, M. L. (1994). Parents’ involvement in children’s’
schooling: A multidimensional conceptualization and motivational model. Child
Development, 65, 237-252.
Hornby,
G. (1990). The organisation of parent involvement. School
Organisation, 10 (2-3), 247-252.
INCE (1998). Familia y
escuela. Madrid: Ministerio de Educación y Cultura.
Méndez, L. (2000). La comunicación entre
padres y educadores. Un camino de ida y vuelta. Cultura y Educación, 17/18,
91-101.
Oliva, A. & Palacios, J. (1998). Familia y
escuela: Padres y profesores. En M. J. Rodrigo & J. Palacios (coords.), Familia
y desarrollo humano (pp. 333-350). Madrid: Alianza Editorial.
Sánchez, A. & Romero, A. (1997). La
colaboración escuela-familia: un estudio de campo. Investigación en la
escuela, 33, 59-66
Vila, I. (1998). Familia, escuela y
comunidad. Barcelona: Horsori.
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